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El litoral de la Costa Azul con la llegada del ferrocarril se convirtió en el área de veraneo de los aristócratas del norte de Europa, británicos, rusos en particular, como la reina Victoria y el rey Eduardo VII, cuando era príncipe de Gales.

Con nuestra acompañante turística llegaremos a la colina del Castillo; allá arriba un amplio espacio permite abrazar un espléndido panorama sobre la vieja Niza, la playa y las colinas.
El antiguo Niza fue construido en la Edad Media y enriquecido en los siglos XVII y XVIII en un estilo arquitectónico simple, que juega sobre todo con la luz y el color: del amarillo al ladrillo rojo. Sus animadas calles, sus numerosas boutiques, sus mercados recuerdan Italia. Por la noche, la antigua Niza es muy animada gracias a sus numerosos bares y restaurantes.
La plaza Massena es el verdadero centro de Niza, donde cada año se celebra la gran escena del carnaval. Los palacios con pórticos públicos, construidos a partir de 1815, hacen pensar irresistiblemente en Turín.

El Promenade des Anglais es la famosa fachada de Niza, que parte del jardín Albert-I y se extiende hacia el oeste durante casi 8 km.
Construida a finales del siglo XIX, la catedral ortodoxa rusa de San Nicolás da testimonio de la importancia de la comunidad eslava en Niza y del vínculo histórico que la unió a la bahía de los Ángeles. Es la iglesia rusa más grande del mundo fuera de Rusia.
Después de una pausa para el almuerzo (en el casco antiguo hay muchos bares y restaurantes) podemos llegar a Saint-Paul de Vence con nuestras guías turísticas.

Saint-Nicolas
SAINT PAUL DE VENCE
Saint-Paul-de-Vence es una de las pequeñas maravillas que hay que visitar en Costa Azul. Construcciones de piedra, pequeñas plazoletas, pasajes abovedados, arcadas o aún viejas fuentes salpican el camino. Por eso es probablemente uno de los pueblos más visitados de la Costa Azul. ¡Una verdadera maravilla!
El pueblo atrajo a muchos actores que se divirtieron allí en los años 50-60. Yves Montand y Simone Signoret se conocieron
en el famoso hotel-restaurante «La Colombe d’Or» y se casaron en el pueblo.
Muchos artistas se sintieron atraídos por Saint-Paul-de-Vence y vivieron allí. ¡Y no es difícil entender por qué! Matisse, Miro, Modigliani, Picasso, pero también Prévert o Chagall. Todos se enamoraron del pequeño pueblo, y todos dejaron allí numerosas obras literarias, escultóricas y pictóricas.

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